La Ciudad de Dios, 1899, Vol. 50: Revista Religiosa, Cientifica y Literaria
Estos consejos no debieron de producir gran efecto entre los fieles, pues vemos que en esa misma época multitud de personas distinguidas iban á Jerusalén para cumplir sus vo tos y promesas. Los viajes de Santa Elena y de la empera tri'z Eudoxia en los siglos cuarto y quinto, contribuyeron mucho a que la visita de los Santos Lugares tuviese un ca rácter exclusivamente ascético, y el ejemplo de tan excelsas Princesas encontró imitadores en todas partes. Los itinera rios del peregrino de Burdeos y de San Antonino de Pla sencia nos dan idea del entusiasmo general que reinaba entre los cristianos occidentales por ver la Palestina. El ca mino que se había de seguir saliendo de Francia o Italia, las distancias de unos lugares a otros, los monumentos 6 ruinas. Que atestiguaban algún recuerdo evangélico, todo se encuen tra anotado con gran precisión en aquellas guías que utiliza ban para sus expediciones los devotos peregrinos. No men cionamos los viajes escritos con el fin piadoso de edificar á los fieles,.
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